martes, 2 de septiembre de 2008

IGLESIA DE JOCOTENANGO






Uno de los principales atractivos de Jocotenango es su iglesia de estilo Barroco, cuyas columnas son fácilmente identificadas con el estilo salomónico por su giro decorativo. Su color y forma en general hacen recordar a las iglesias hechas de dulce. El Parque o plazuela cuenta con una hermosa fuente estilo barroco que hace juego con el colorido de su Iglesia.
Jocotenango se compone de las palabras mexicanas "Jocotl-tenan-co", que quiere decir "Lugar de los jocotes". En el municipio de Sacatepéquez, en la plaza hay un monumento en conmemoración a esa fruta.
Orígenes indígenas
Antes del traslado de la capital, Jocotenango era un pueblo indígena de albañiles y chichiguas (nodrizas). En tiempos de la conquista, este pueblo fue formado con dos familias de cada una de las poblaciones fundadas por los españoles. La parte poblada con indios k'iche's y unos cuantos kaqchikeles, la llamaron Utateca; la otra, con indios Tlaxcalas y Cholutecas, de los que trajo para las conquistas de estas tierras don Pedro de Alvarado.
Previo al traslado, Jocotenango tuvo población de mil 500 habitantes, según se infiere por la construcción de su iglesia, que no pudo ser terminada a causa del terremoto de Santa Marta en 1773 y por la posterior traslación de la ciudad a este valle.
Al ser trasladada la ciudad al Llano de la Virgen, fundaron el pueblo de Jocotenango con la respectiva parroquia, la fiesta patronal y la feria.
Los indígenas huían de sus cargas impuestas por el gobierno colonial, ya que eran buenos albañiles, por lo que se utilizaba su fuerza de trabajo para las construcciones de iglesias, acueductos, edificios públicos, casas particulares, etc.
Para entonces, el pueblo tenía una modesta iglesia, cabildo y una extensa plaza, en donde el capitán general Antonio Mollinedo y Saravia mandó a sembrar una hermosa ceiba en 1778.
La fiesta de la Asunción se celebraba en la parroquia antigua del citado pueblo y dio origen a la feria que tuvo épocas de esplendor desde 1620. Es necesario consignar que los indígenas del pueblecito celebraban aquí sus festividades puramente religiosas y los asistentes a la feria no se preocupaban de aquellas, sino de los negocios, de las diversiones y de los paseos.

El templo
El templo, el cabildo y la fuente redonda que antaño existió en la plaza, fueron construidas por contribución de los jocotecos. De la ladrillera de San Juan de Dios, se llevaron los principales materiales para las referidas obras; los indígenas hacían algunos trabajos en faenas todos los domingos.
El arzobispo Casaus y Torres bendijo la iglesia el 15 de agosto de 1813; el templo era bajo y de aspecto sencillo, pero bonito. Se alzaba el campanario en la entrada sur de un solar, y a los lados de éste gruesos muros contenían enterramientos. Un altillo, junto a la iglesia, estaba destinado para vivienda del sacristán.
Para entrar al templo, se debía pasar por el pequeño cementerio de la aldea, con sepulturas humildes y arrevesados epitafios.

Fotografia de la Plazuela de Jocotenango del año 1875 , cortesia de Eduardo Muybridge.